martes, 30 de enero de 2007

31 de Enero MENSAJE A LA JUVENTUD Y AL PAIS.


EL DIA NACIONAL DE LA JUVENTUD
Por Domingo Gutiérrez
Ex-Secretario de la Juventud durante el gobierno del
DOCTOR JOAQUIN BALAGUER


Más que teorías, la juventud de hoy requiere soluciones a sus necesidades concretas para mantener una calidad de vida aceptable de cara a los nuevos cambios de la humanidad y sobre todo, la juventud de ambos sexos, quiere ver acciones gubernamentales y del sector privado que llenen el vacío existencial de tan importante segmento poblacional de la República Dominicana.

Estamos hablando de garantizarle a la juventud dominicana, educación, salud, alimentación y permitirle con iniciativas creativas que sus momentos libres o de ocios, sean bien utilizados para el provecho personal y en bien de toda la sociedad.

El deporte, las actividades culturales, el aprendizaje técnico para el acceso al mercado laboral, así como la enseñanza y el manejo adecuado de las nuevas tecnologías de la información, el conocimiento y la comunicación deben estar al servicio de los hombres y mujeres jóvenes que anhelan su desarrollo personal y una Patria Mejor.

Desde la fundación de la República Dominicana en febrero de 1844, la juventud ha venido jugando papeles estelares en el desarrollo histórico, social, económico y político de nuestro país.

En la actualidad, a pesar de la inversión de valores, del incremento de la violencia y de hechos criminales, que involucran a este importante sector, la gran mayoría de nuestros jóvenes se dedican a estudiar y tienen la esperanza de que tanto el sector oficial como el no gubernamental, acudan en su favor implementando los programas que conlleven su sano desarrollo.
El licenciado Domingo Gutiérrez es creador del DIA NACIONAL DE LA JUVENTUD, que en su origen fue creado por un decreto del Presidente doctor Joaquín Balaguer en fecha 8 de diciembre de 1992.

EDITORIAL INVITADO
Tomado del Periódico Hoy de fecha: 31/01/07
Juventud y porvenir

No hay manera de concebir el porvenir de un país sin contar a los jóvenes como actores protagonistas de primera línea.
Si acaso la veteranía y la madurez son forjadoras de los planes de progreso, será definitivamente la juventud la que tendrá a su cargo la ejecución.
En nuestro país, a pesar de la altisonancia y vistosidad con que se cuelan en los medios de comunicación las noticias negativas, los hechos de sangre y violencia, ocurren muchas cosas positivas y los protagonistas son, precisamente, jóvenes en abrumadora mayoría.
De ahí que la sociedad no puede perder de vista el promisorio significado que tiene para el porvenir del país el hecho de que nuestras universidades están abarrotadas de muchachos y muchachas que tratan de cultivar el conocimiento para cosechar progreso.
-II-
En la planificación del porvenir de nuestro país, que debe ser una tarea constante, de periódicas actualizaciones y rectificaciones, se debe poner especial énfasis en mantener niveles adecuados de estímulo en torno a esos jóvenes que se esfuerzan en hacerse de una carrera u oficio.
Pero el mismo tesón debe aplicarse en el esfuerzo por rescatar de las garras de las drogas, de la delincuencia y los vicios a muchas vidas jóvenes que, con el tratamiento y las oportunidades adecuadas, podrían convertirse en ciudadanos útiles, en forjadores positivos del porvenir.
En este Día Nacional de la Juventud hay que mirar hacia el porvenir como un gran desafío que requiere del esfuerzo de todos, y en esa virtud, debemos estimular a los que se capacitan para que continúen sin desmayo, y también estimular a los de conductas torcidas para que puedan rectificar y llegar a sentirse útiles.
-III-
En estos tiempos hay que ser realistas y tomar en consideración que el tráfico de drogas, más que cualquier otra causa, está contaminando mucha de nuestra niñez y de nuestra adolescencia, iniciándolas en el vicio y en el delito.
No podemos ser ciegos ante esta realidad que escandaliza a mucha gente con autoridad moral suficiente como para temer que estemos perdiendo terreno en la lucha por un porvenir auspicioso.
Hay razones para preocuparse porque, lamentablemente y hasta demostración en contrario, las políticas de Estado en beneficio de la juventud no son todo lo intensas que deberían.
Se percibe que las oportunidades que se ofrecen a nuestra juventud no son, cualitativa ni cuantitativamente, las suficientes como para contrarrestar los avances de la maldad en base a estímulos materiales a veces criminosos, y para incentivar un positivo cambio de actitud.
Conviene que tomemos en cuenta que en la juventud está el porvenir y que, por tanto, debemos esforzarnos porque cada vez más actores sean protagonistas para el bien y el progreso.No hay otro camino.

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