lunes, 23 de abril de 2007

REPUBLICA DOMINICANA: EDITORIAL SOBRE CONFLICTO PRSC VS. PLD



EDITORIAL INVITADO
Del periódico EL Nacional de este lunes 23 de abril 2007
Uso y abuso


Es insólito que el presidente Leonel Fernández se prestara a legitimar, como si no fuera un guardián de la Constitución y las leyes, una violación a la advertencia de la Junta Central Electoral (JCE) sobre el uso indebido de los símbolos del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), en un acto organizado por ex dirigentes de esa organización para promover su reelección.


La aquiescencia del jefe del Estado es un flaco servicio a un sistema institucional de por sí débil y del que se supone es el más llamado a proteger y apuntalar.

Ex reformistas, en su mayoría funcionarios y empleados designados en la administración pública a través del clientelismo, hicieron caso omiso tanto a la advertencia del tribunal electoral como a la protesta del PRSC y la censura de sectores de opinión al utilizar incluso el himno de la organización en la ceremonia.


Amén de un inaudito despliegue de recursos en la exhibición de otras alegorías para el acto en la sede del club Mauricio Báez.

¿Por qué en lugar de defender la ley, como se corresponde con su juramento, el Presidente se presta a legitimar una violación que a la vez representa un abuso de poder?


Esa es una de las interrogantes que ha dejado su presencia en un acto permeado por el oportunismo que mancha y denigra el quehacer político y pisotea las memorias de figuras tan nobles como el patricio Juan Pablo Duarte y el profesor Juan Bosch.

Consumado el hecho habrá que ver lo que hará la JCE.


En todo caso, es obvio que el presidente Fernández no puede salir ileso, pues sabía muy bien a lo que se prestaba con su presencia en un acto en el que incluso se temía por su seguridad, después que dirigentes reformistas anunciaron que marcharían hacia el escenario, como en efecto ocurrió.


Si los manifestantes no llegaron a su destino fue gracias a la intervención de la Policía.
Tienen razón los reformistas todavía fieles a su partido y al legado de su finado fundador y líder Joaquín Balaguer de protestar y encaminar acciones legales contra la violación que representa el uso y abuso de sus símbolos partidarios, una afrenta que, con el envilecimiento, transfuguismo, uso de recursos públicos, alquiler y compra de conciencias y el oportunismo, entre otras lacras, denigra el debate político.

El Presidente no puede alegar ignorancia, pues sabía a lo que se exponía con la estocada artera que su legitimación de una abusiva violación representa para el sistema democrático.

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