REUTERS - 19.03.2008 17:18
ENFOQUE-Latinoamérica intenta domar altos precios de la gasolina
Por Guido Nejamkis
BUENOS AIRES (Reuters) - Sin opción entre una gasolina cada vez más cara y un salario mensual de apenas 350 dólares, el contable guatemalteco Eduardo Sagastume decidió usar menos su automóvil y arriesgarse al precario transporte público de su país, infestado por delincuentes.
Como Sagastume, millones de latinoamericanos hacen malabares para equilibrar sus ingresos ante una inflación en alza, en parte alimentada por los crecientes costos del petróleo que los Gobiernos de la región intentan morigerar.
Las armas usadas para proteger a los consumidores son disímiles: van desde subsidios a las gasolinas en México y al diésel en Paraguay hasta renuncias fiscales en Chile y Perú.
También se adoptan medidas más heterodoxas como la aplicación de multas a petroleras en Argentina y hasta manifestaciones a las puertas de las compañías en Buenos Aires para protestar por el encarecimiento de la gasolina.
"Uso mi carro sólo dos veces por semana porque la gasolina está muy cara y me arriesgo viajando en las camionetas (autobuses de servicio urbanos) con tanta delincuencia, si no, no me alcanza para comprar la comida de mi familia," dijo Sagastume a Reuters en Ciudad de Guatemala.
Pero, no muchos hacen lo mismo.
La intensidad de los congestionamientos en Ciudad de Guatemala, México, Sao Paulo o Buenos Aires continúa sin variaciones pese al combustible caro, ya que el uso masivo del automóvil particular es un paliativo a un insuficiente transporte público.
Brasil, gracias a un enorme parque de automóviles 'flex', alimentados indistintamente a gasolina o etanol derivado de la caña de azúcar, ha contenido nuevos aumentos en la gasolina.
La dominante estatal Petrobras mantiene sus precios sin cambios desde fines del 2005 y argumenta que nuevos reajustes provocarían que los consumidores del país más grande de Latinoamérica reemplazaran el combustible fósil por etanol.
Pese a la competencia con el agrocombustible, la fuerte apreciación de la moneda local, el real, ha provocado que los brasileños paguen en promedio la gasolina de 95 octanos más cara de América Latina: 1,53 dólares por litro.
El precio del etanol, en tanto, varía enormemente según las ciudades, aunque en Sao Paulo se vende en promedio a 0,7 dólares el litro. Su rendimiento es inferior al de la gasolina.
Después de los brasileños, son los chilenos y los peruanos los que pagan más por la gasolina en la región, a 1,4 y 1,33 dólares por litro, respectivamente.
Ecuatorianos, bolivianos y argentinos se benefician de precios más moderados, aunque éstos últimos enfrentan crecientes problemas de escasez.
Un litro de gasolina se comercializa a 0,44 dólares en Quito, 0,62 dólares en La Paz y a 0,63 dólares en Buenos Aires.
Los venezolanos, igual que en la llamada "Venezuela Saudita" de la década de 1970, la consumen casi gratis, a 0,045 dólares el litro de 95 octanos.
En Cuba, que recibe crudo venezolano en condiciones preferenciales, los precios de la gasolina están congelados desde hace años en 1,03 dólares por litro. Como el salario promedio es de 15 dólares, algunos profesionales reciben bonos del Estado para adquirirla.
DESABASTECIMIENTO
En Ecuador y en Bolivia, los precios no se mueven desde hace cinco años. En Argentina, cada vez que las petroleras intentaron encarecer el combustible en Buenos Aires o la región metropolitana que rodea la capital recibieron presiones del Gobierno y debieron dar marcha atrás con los incrementos.
Recientemente, la administración de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aplicó multas a cinco gasolineras de Petrobras ante el desabastecimiento de combustible.
"A veces se hace difícil conseguir todo el gasoil (diésel) que necesitamos. Hay que hacer filas y a veces esos inconvenientes retrasan nuestros servicios," se quejó Gerardo, un conductor de autobuses en Buenos Aires de 47 años.
El ministro argentino encargado del sector, Julio De Vido, dijo que no veía ningún motivo para que pudiera faltar combustible, pero economistas aseguran que, si las distorsiones de precios persisten, se puede esperar una escasez creciente.
Bolivia también ha enfrentado problemas de abastecimiento.
Con la gasolina prácticamente gratis, los venezolanos son los que mayor poder de compra tienen con su salario mínimo mensual de 286 dólares, con los que pueden adquirir 127 depósitos llenos de un automóvil con capacidad de 50 litros.
En ese ranking siguen los argentinos, que pueden comprar 9,77 depósitos completos con su sueldo de 308 dólares.
Los más pobres son los mexicanos y bolivianos, que, pese a gasolinas relativamente baratas, apenas pueden adquirir 2,3 y 2,38 tanques con sus salarios mínimos estimados en 98 y 74 dólares, respectivamente.
Las fuertes variaciones de precios también provocan problemas entre fronteras.
Los relativamente baratos carburantes en el mercado boliviano alimentan el contrabando, principalmente a Perú, algo que el Gobierno del presidente Evo Morales no ha logrado resolver pese a varios decretos, campañas y hasta intervención de militares en las fronteras.
Un activo contrabando de gasolina corre también entre las fronteras de Venezuela con Colombia y Brasil.
(Con información de Luis Rojas en Ciudad de México, Carlos Alberto Quiroga en La Paz, César Illiano en Buenos Aires, Javier Mozzo Peña en Bogotá, Carlos Andrade en Quito, Ana Isabel Martínez en Caracas, Daniela Desantis en Asunción, Mónica Vargas en Santiago, Esteban Israel en La Habana, Manuel Jiménez en Santo Domingo, Herbert Hernández en Ciudad de Guatemala, Alberto Barrera en El Salvador e Iván Castro en Managua, Editado por Alejandro Lifschitz)
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