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Concierto para la esperanza
Escrito por: Juan Arístides Taveras Guzmán (informacion@elnacionl.com)
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Este concierto de fin de año incluyó la gran Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el ilustre compositor y director José Antonio Molina, hijo del mocano don Papa Molina Pacheco y de la señora Josefina Miniño.
También intervino el gran Coro Nacional, que dirige don Enrique Espín; los solistas don Enrique Pina, incomparable; don Fernando Casado, el gran magistrado cautivante; la lozana voz de Carmenchu Domínguez y la gratísima sorpresa del no vidente Guillermo Alejandro, cantando con el alma, impresionando al máximo nivel, incluyendo al laureado director musical, agotándose un repertorio sin comparación.
El gran espectáculo terminó en la madrugada en la iglesia, y hubo una nota más que simpática, sorprendiendo a don Papa Molina Pacheco, que cumplía ese día 85 años con un reconocimiento de parte del honorable Ayuntamiento local, donde también fueron galardonados como Huéspedes Distinguidos José Antonio Molina, José Enrique Espín; Fernando Casado, Enrique Pina, el Patronato Pro Conservación del Santuario Corazón de Jesús, al Equipo Prebisteriano Corazón de Jesús, el señor Gobernador, el señor Síndico Municipal y las autoridades eclesiásticas, a los invitados especiales, a los Bomberos y a la Defensa Civil.
Concluyentemente, se me terminó el tiempo y hay más, pero he disfrutado en cientos de actos culturales tanto aquí como fuera de mi país, y este acto recogió el universo cultural prácticamente en una sola noche.
Por eso, quiero ampliar mis felicitaciones que dejé aquella noche a los finos anfitriones don José Rafael Vargas y señora.
Felicito también a quienes arrimaron el hombro, tengo entendido que las compaías Orange, Tricom, Codetel, y otras; al tremendo equipo de Indotel, por orquestar un concierto donde sobró todo lo bueno que distingue la poesía musicalizada al máximo nivel, que rompió las tinieblas iluminando y masajeando la misma, que es ciencia y arte que entierra los agravios que nos dejan siempre los sin fè y amor, a los que buscamos en la casa de Dios al maestro que amamos como a nosotros mismos, y más conmemorando el nacimiento de su hijo Jesús.
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