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Sobre el terretomo que azotó Haití, es preciso hacer algunas precisiones, por la modesta experiencia acumulada de problemas que hemos tenido que ver y estudiar en los últimos 50 años.
En primer lugar, felicito al presidente Leonel Fernández por haber orquestado de una vez un programa de ayuda. Sin aviso previo, el presidente Fernández se trasladó al lugar de la tragedia, y sorprendió al propio René Preval, y abrazándolo le ofreció todo cuanto pueda dar el país. Convocó también a la comunidad internacional a nuestro país para una cumbre sobre el problema. Allí estuvo el primer Ministro de Hiatí, Jean Max Beeterive, Preval y otros. ¡Qué pena que haya tenido que verse este desastre para que dicha comunidad interviniese como lo había pedido República Dominicana varias veces inclusive conmigo como Canciller en tiempo del profesor Balaguer.
También quiero felicitar a la Primera Dama, doña Margarita de Fernández, que se apareció por Jimaní a visitar a los heridos haitianos, llevó muchas cosas útiles y prometió gestionar ayuda con otras primeras damas. Es justo reconocer como han venido respondiendo los países al llamado que formuló el Gobierno dominicano, así como felicitar nuestros laboriosos comunicadores; también felicitar a tantos telemaratones motivando generosas ayudas como la que patrocinó nuestro Episcopado, que recaudó más de 50 millones de pesos; así como artistas, deportistas, los maestros; los empleados de Indotel así como un millón de pesos con el incansable don José Rafael Vargas, su Presidente, quien se trasladó de una vez a Jimaní instalando antenas para facilitar comunicaciones. Después lo vimos por Sabaneta de Yásica llevando centros de enseñanza cibernética, y ya van mas de mil en el país.
También, agradecer al Presidente de Francia, que llamó a nuestro Presidente y se pondera la posibilidad de que sugiera Francia que la deuda con el Club de París se le condone Haití; también llamó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. También vimos madres dominicanas dándoles lactancia a niños haitianos que perdieron sus madres en el desastre. También visitó Haití la prestante canciller norteamericana Hillary Clinton, entre otros.
En definitiva, estamos muy optimistas, aunque atormentados. A propósito, levantaremos Haití con planes de largo alcance, con Dios mediante y la comunidad de naciones, todos juntos, pero hay que evitar que las nuevas construcciones en Haití, carezcan de varillas apropiadas como ocurría con los edificios que se cayeron. El tiempo y el espacio se me terminó, pero Dios nos ayudará a levantar al nuevo Haití junto a la comunidad mundial.
Tomado de: http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/1/21/37498/Haiti-en-el-corazon
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