WASHINGTON, AFP.- Uno de los principales objetivos de
Estados Unidos en la cumbre de las Américas este fin de semana es lanzar una
alianza energética con América Latina, una región donde el petróleo es una
riqueza celosamente guardada y las fuentes renovables están muy poco
desarrolladas.
El presidente Barack Obama busca la "independencia
energética" de su país antes de que los precios del petróleo vuelvan a subir de
manera estratosférica, según sus propias palabras.
Washington, (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, promete presentar a la V Cumbre de las Américas una relación de “igualdad” con el resto de los países del continente, en la que será su presentación ante los mandatarios latinoamericanos.
Desde su victoria en las elecciones presidenciales, Obama ha asegurado que su Gobierno abrirá una nueva relación con América Latina, y ahora le toca demostrarlo.
Lograr petróleo y gas de países amigos, al mismo tiempo que se desarrollan alternativas como los biocombustibles con países como Brasil, es una propuesta ideal a primera vista.
Sudamérica produce unos 7 millones de barriles al día (bd) y consume 5, explica Ramón Espinasa, analista del sector petróleo y gas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El resto lo exporta, naturalmente a Estados Unidos como primer consumidor.
Pero la independencia energética también la persiguen los países de la región, algunos desde hace décadas, añade Espinasa.
"Existe un gran potencial de integración; Norteamérica produce dos tercios de las necesidades y tiene un tercio de las reservas, y Sudamérica produce un tercio y tiene dos tercios de las reservas", explica.
Pero "la ideología y las instituciones que surgen de esa ideología" no favorecen esa integración entre países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Estados Unidos, añade.
Venezuela busca diversificar sus clientes, con China como principal objetivo. Bolivia no acaba de saber qué relaciones establecer con los inversores, y una situación similar ocurre con Ecuador.
Brasil y México son los mejores posibles suministradores, explica Sidney Weintraub, experto del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
Pero los yacimientos mexicanos andan a la baja, y Brasil aún tiene que explotar sus enormes reservas en Santos y Campos.
"La independencia energética usualmente conduce más bien al conflicto que a la cooperación", advierte Paul Isbell, director del programa energético del español Instituto Elcano.
Uno de los objetivos oficiales de la cumbre, según el último borrador de la declaración final disponible, es lograr que todo el continente utilice al menos un 50% de su energía de fuentes renovables o de baja emisión de carbono, de aquí a 2050.
América Latina sólo produce en la actualidad un 0,7% de su energía a partir de esas fuentes limpias, concretamente 1,9 gigawatios de un total de 267 gigawatios, según un reciente informe del BID (a nivel mundial la proporción es del 2,5%).
Y sin embargo, "América Latina es de lejos el continente más ecológico del mundo", recuerda Espinasa. Solamente el 2% de su electricidad se obtiene del carbón, en comparación con el 60% en Estados Unidos.
Los recursos naturales son enormes, pero falta la tecnología. El Sur la desea, pero Estados Unidos busca primero garantizar la colaboración.
En la declaración final de Trinidad hay explícito un compromiso con "los principios del mercado", recuerda Paul Isbell. No todos los países estarán previsiblemente de acuerdo, advierte.
Estados Unidos mantiene por otro lado tarifas arancelarias elevadas con el producto natural que más puede ofrecer en la materia: el etanol brasileño.
El presidente Luis Inacio Lula da Silva le pidió en su visita a la Casa Blanca a Obama, hace un mes, que acabara con esa situación. La solución no llegará "de la noche a la mañana", respondió Obama.
Finalmente quedan los problemas internos de cada país. En países como México, "ni siquiera hay una red nacional (de electricidad) propiamente dicha", explica Weintraub.
Un 20% de la población latinoamericana, en la pobreza, no tiene acceso a electricidad de forma oficial.
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