jueves, 28 de agosto de 2008

Los demócratas giran a la izquierda

STEVEN THOMMA / MCT
DENVER, Colorado

ALEX BRANDON / AP
UNA MULTITUD de partidarios vitorea al candidato presidencial Barack Obama tras elegir para la vicepresidencia al senador Joe Biden, en Springfield, Illinois.
Al reunirse en su convención nacional desde mañana lunes hasta el jueves, los demócratas apuntan a cambiar el rumbo de su partido, y también el del país.
Están girando a la izquierda, profundamente en contra de la guerra en Irak, listos para usar las normas fiscales para quitar a los ricos y dar a los pobres y a la clase media, y, tras años de políticas centristas, sedientos de soluciones estatales a problemas como la atención médica, para guiar a la nación en una época de grandes cambios económicos.
En pocas palabras, son más liberales que en cualquier momento en una generación y de-
sean poner fin a la era de Reagan, que dominó no sólo al otro partido, sino también al mismo Partido Demócrata, durante casi tres décadas.
''En cada generación... hay cambios en la relación de la gente con el gobierno'', señaló el senador Charles Schumer, demócrata por Nueva York. Y este, afirmó, es uno de esos momentos.
El giro del partido --y con él de gran parte de la población-- es evidente en las posturas políticas que defienden los electores corrientes, así como el candidato presidencial demócrata, el senador por Illinois, Barack Obama.
''El gobierno debe hacer más, sobre todo cuando gasta miles de millones de dólares en Irak protegiendo los intereses de millonarios'', dijo la demócrata Rebecca Washington, una contadora de Cleveland Heights, Ohio.
''Tenemos que revocar los recortes de impuestos para los ricos'', pidió Vicki Balzer, una maestra jubilada demócrata de Berea, un suburbio de Cleveland. ``Tenemos que hacer más por los que están en una posición económica desventajosa... Hemos permitido a las grandes corporaciones dar millones a los altos funcionarios de las empresas mientras los trabajadores no reciben nada''.
A nivel nacional, el 40 por ciento de los demócratas en las elecciones congresionales del 2006 se calificaron de liberales, la mayor proporción desde que el programa de Estudios de Elecciones Nacionales Norteamericanas comenzó a preguntar, en 1972.
Al mismo tiempo, el número de demócratas que apoyan una red gubernamental de seguridad para los pobres --garantizando alimentos y albergue para los necesitados y gastos para ayudarlos, aun si eso conlleva aumentar la deuda-- subió 14 puntos porcentuales de 1994 al 2007, según el Pew Research Center.
El apoyo para esa red de seguridad también creció 15 puntos entre los independientes y 9 puntos entre los republicanos.
Ese es un cambio notable desde mediados de los años 90, la década en la que el centrista Bill Clinton dominó el Partido Demócrata, promulgó una reforma del bienestar social que obligó a los beneficiarios a trabajar, extendió el libre comercio, contra los deseos de los sindicatos, y declaró que la era de la injerencia estatal había terminado.
''Durante la época en que Bill Clinton fue presidente, el partido se movió visiblemente hacia el centro'', expresó Kathleen Sebelius, gobernadora demócrata de Kansas.
Hoy, añadió, ``cada vez más se piensa que la inversión del gobierno en nuestro país puede tener un papel positivo''.
¿Qué ha cambiado? Varias cosas:
La guerra de Irak ha durado mucho tiempo, ha costado muchas vidas y mucho dinero, y es profundamente impopular. Hace unos años, Obama era en el partido una voz rara en contra de la guerra; hoy es parte de un coro.
La ansiedad ante la debilidad de la economía resucitó el temor de la pérdida de empleos norteamericanos en la economía global. Las promesas de cambiar acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte se destacaron en las primarias demócratas.
Obama también promete una política tributaria muy distinta, que aumentaría los impuestos a los acaudalados, rebajaría los impuestos a la clase media y ofrecería nuevos créditos fiscales ''reembolsables'' a los trabajadores que viven en la pobreza para eliminar sus responsabilidades con el fisco y entregar cualquier sobrante en forma de cheques.
También quiere gravar a las empresas petroleras y utilizar ese dinero para dar cheques a los pobres con los que podrían pagar el alto precio de la gasolina, o cubrir otra necesidad.
Muchos norteamericanos criticaron la débil respuesta del gobierno federal a los estragos del huracán Katrina en el 2005.
El republicano George W. Bush se ha convertido en uno de los presidentes más impopulares de la historia moderna. Del mismo modo que el repudio de los norteamericanos al demócrata Jimmy Carter en 1980 dio paso a la era de Reagan, el rechazo a la era de Bush podría mover el péndulo en la dirección contraria.
Al mismo tiempo, el partido tiene nuevos centros de poder en grupos liberales como Moveon.org y blogs como dailykos.com, donde la oposición a la guerra y la ira contra Bush son enormes.
Ayudaron a darle a Howard Dean una ventaja inicial para la nominación demócrata en el 2004, perdieron, se reagruparon y contribuyeron a la derrota del senador demócrata por Connecticut Joseph Lieberman, partidario de la guerra, en una primaria del 2006, aunque después ganó la reelección como independiente.
''La enorme insatisfacción con el Partido Republicano ha ampliado nuestra base aún más'', dijo el demócrata Bill Richardson, gobernador de Nuevo México.
Cada vez más ruidosa y más influyente al acercarse la elección de este año, esa base alienta la sensación de que el partido debe ''regresar a sus valores esenciales'', manifestó Richardson. ``El auge de la Internet y los blogs han hecho más progresista al partido''.
Schumer también piensa que todo forma parte de un ciclo histórico en la política norteamericana, o por lo menos así lo espera.
Dijo que los estadounidenses alentaron y se acostumbraron a un gobierno federal activista durante la Depresión de la década de 1930, y que una mayor participación gubernamental en los asuntos del país fue promovida por el demócrata Franklin Roosevelt y acelerada por el también demócrata Lyndon Johnson en la década de 1960.
Los norteamericanos se desencantaron con esa injerencia del gobierno en los años 70, un gobierno considerado corrupto en la época de Nixon, incapaz de detener la crisis del petróleo o la inflación galopante, e incapaz de rescatar a los rehenes norteamericanos en manos de Irán.
En 1980, el ciudadano común se decía que no necesitaba al gobierno, que estaba mejor por su cuenta, afirmó Schumer.
Ese modo de pensar moldeó la política norteamericana durante muchos años, lo que contribuyó a que los republicanos ganaran cinco de siete elecciones presidenciales y dio a los demócratas sólo dos victorias cuando nominaron a un centrista sureño, Bill Clinton.
Sin embargo, este año los demócratas rechazaron a Hillary Clinton, quien, aunque posiblemente sea más liberal que su esposo, estaba a la derecha de Obama en cuestiones importantes como la política fiscal y tenía un historial más belicoso en asuntos de seguridad nacional.
Quizá ese rechazo se debió sencillamente a que Obama era un candidato más atractivo. Pero también podría deberse a que estamos en época de cambios.
Ahora, dijo Schumer, los norteamericanos sienten el impacto de fuerzas enormes como la globalización, el terrorismo y la debilidad de la economía. ''Todo el mundo cambia, y la gente se siente desorientada, y necesita ayuda'', comentó.
En noviembre se sabrá si la nación se vuelca hacia un Partido Demócrata más liberal para navegar en ese mundo incierto. Pero es evidente que los demócratas, en su convención nacional, quieren algo muy distinto.

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