viernes, 29 de mayo de 2009

MARIO BENEDETTI, GRAN POETA







19/05/2009 Clarín - Nota - Sociedad - Pag. 31



MURIO EL DOMINGO EN MONTEVIDEO

Emotivo adiós a Benedetti, el poeta de la utopía cotidiana

Miles de personas se acercaron ayer al sepelio del escritor, en el Congreso uruguayo.


Fuente: MONTEVIDEO ESPECIAL PARA CLARIN
Guillermo Pellegrino seccioncultura@clarin.com

Miles de personas, de las más diversas edades y extracciones sociales, y personalidades de la cultura, de la política y de otros ámbitos, se hicieron presentes en el Palacio Legislativo, durante todo el día de ayer, para darle el último adiós a Mario Benedetti, el poeta y narrador que abordara temas de la más humana condición, en una forma tan simple y directa, y sin perder profundidad en la mayoría de los casos ­algo muy difícil de lograr en cualquier género literario­, que lo llevó a que sus lectores sean sus cómplices y todo.
Benedetti murió el domingo, a los 88 años, en su casa de Montevideo. A primera hora de la mañana de ayer se hizo presente el presidente Tabaré Vázquez, quien junto a su vice, Rodolfo Nin Novoa, fueron los únicos que ingresaron por la alfombra roja instalada en el medio del recinto, por la que hoy temprano saldrá el féretro para ser conducido a su última morada, en el
Cementerio Central.
"Una persona como Mario nunca muere", dijo Tabaré Vázquez, quien fue recibido y despedido por una guardia de honor.
La gente que en la víspera llegó a la capilla ardiente armada en el imponente Salón de los Pasos Perdidos del recinto de la Asamblea General, entre los que se destacó la presencia de jóvenes, muchos jóvenes, con los que tenía una muy buena comunicación, debió en algún momento hacer una cola de casi dos cuadras, para despedir al escritor.
Al ingresar por la puerta derecha del salón, había muchas personas que se detuvieron ante un libro dispuesto para que el que quisiera pudiera expresar por escrito sus sentimientos, en estas horas de tanto dolor.
A las 6 ya se habían completado doce de esos libros. Mucha gente ingresó con flores, lapiceras, o algún otro elemento que luego dejaron, a manera de ofrenda, al pie del cajón. Diseminadas también a los costados de los sectores de ingreso y egreso del salón, se podían ver las más de cincuenta coronas, de las más diversas procedencias.
Entre ellas se destacaban las de variados sectores políticos y agrupaciones sociales, como la organización Madres y familiares de detenidos desaparecidos o la Coordinadora Nacional por la anulación de la ley de Caducidad.
También se destacaron las coronas enviadas por Hugo Chávez, la Embajada argentina y la de España, y también la de algunos artistas como Joaquín Sabina y Ana María Picchio, quien a principios de los 70 fuera una de las protagonistas de la adaptación al cine que Sergio Renán hiciera de la novela La tregua, de Benedetti. El embajador Hernán Patiño Mayer, se hizo presente ayer en el velatorio para traer las condolencias del gobierno argentino.
"Benedetti fue un creador que a partir de reafirmar su profunda identidad uruguaya, se transformó en un escritor de prestigio internacional, y para eso basta ver hoy las portadas de los principales diarios del mundo para advertir la enorme dimensión que alcanzó", aseguró.
Importante escritores uruguayos, como era de esperar, se acercaron a dar su pésame al pequeño círculo íntimo de Mario, compuesto fundamentalmente por su hermano Raúl y por su incondicional secretario, Ariel Silva.
"Los más asombroso de Mario ­dijo su tocayo Delgado Aparaín­ es cómo supo interpretar la búsqueda de los pequeños seres y como en cualquier parte del mundo los muchachos y las muchachos lo recitan, lo llevan adentro. Mario fue un amigo, un entrañable tipo, que era capaz de dar más de lo que realmente podía dar". En tanto Eduardo Galeano se limitó a expresar unas muy pocas palabras: "Bendito sean los hombres y las mujeres honestos y generosos como él", dijo.
"Soy enemigo de la inflación palabraria, no sólo de la monetaria, y me parece que hay ocasiones, como ésta, en que el dolor se dice callando".
Los restos de Benedetti serán inhumados hoy a las 10, en el Cementerio Central. Recuerdos en el bar de siempre Ayer se lo veía triste al bar San Rafael, en San José y Zelmar Michelini, pleno centro de Montevideo, en el que en los últimos años, todos los días, almorzaba Benedetti.
También a Miguel Braga, el mozo que lo atendió en la última década y que cuando hace algunos años tuvo un problema de salud, recibió un dinero gracias a la idea de Benedetti de poner en una mesa sus libros autografiados, que fueron sorteados entre los parroquianos.
"Lo vamos a extrañar", dijo. "Era una persona muy amable, a la que siempre vi atender cordialmente a las personas que lo abordaban".

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