Huelga, no
Las necesidades e injusticias que abruman a países como República Dominicana servirán siempre de caldo de cultivo para protestas y huelgas. La realidad, sin embargo, es que a través de esos métodos jamás se ha logrado resolver nada, ni siquiera conmover a las autoridades.
Resultados negativos bastan para desestimar como método de lucha un recurso que, además de tensión, suele generar disturbios sociales, en ocasiones con trágicas consecuencias. Si nada se consigue, como no sea alterar el orden y la paz, ¿para qué entonces llamar a huelgas?
Cierto es que los movimientos huelgarios, que surgieron para hacer valer libertades y reclamar mejores condiciones de vida, son un recurso legítimo. Pero la frecuencia con que se apela los han desacreditado, convirtiéndolos de un derecho en una necedad.
Por más sentidas que puedan ser las demandas, por aventurado y precipitado debería ser revocado, si no categóricamente rechazado, el paro convocado para el martes próximo por el Foro Social Alternativo. Porque demostrado está que con huelgas sólo se crean más tensiones sociales, pero nada se resuelve.
Los aprestos huelgarios, que siempre encuentran eco en oportunistas de todas las esferas, deben servir a funcionarios para reflexionar sobre la realidad social. De no permanecer tan encopetados como lucen, lo más probable es que nadie se atreviera a hablar de huelgas por temor a la reacción de la calle.
Si se habla del costo de la vida, la respuesta de gente de poder suele ser que hoy la vida es un paraíso en comparación con el 2003 ó el 2004, pero sin mencionar las razones de la crisis durante esos años. Cualquier problema encuentra primero una justificación que una solución. Se siente mucha prepotencia.
No se acepta que muchas familias bordean la desesperación por los altos precios de la alimentación, los medicamentos y perturbaciones como las generadas por el alza de los combustibles, en definitiva, por la disminución de la calidad de vida.
Pero ni siquiera así ni con todo y que los funcionarios no quieran moverse de sus pedestales se justifica el paro de labores convocado para el martes próximo por el Foro Social Alternativo.
De no revocarse, como muestra de cordura y sensatez, el llamado a una suspensión innecesaria de labores, que creará más problemas de los que solucionará, el pueblo debe decir No a la huelga.
Las necesidades e injusticias que abruman a países como República Dominicana servirán siempre de caldo de cultivo para protestas y huelgas. La realidad, sin embargo, es que a través de esos métodos jamás se ha logrado resolver nada, ni siquiera conmover a las autoridades.
Resultados negativos bastan para desestimar como método de lucha un recurso que, además de tensión, suele generar disturbios sociales, en ocasiones con trágicas consecuencias. Si nada se consigue, como no sea alterar el orden y la paz, ¿para qué entonces llamar a huelgas?
Cierto es que los movimientos huelgarios, que surgieron para hacer valer libertades y reclamar mejores condiciones de vida, son un recurso legítimo. Pero la frecuencia con que se apela los han desacreditado, convirtiéndolos de un derecho en una necedad.
Por más sentidas que puedan ser las demandas, por aventurado y precipitado debería ser revocado, si no categóricamente rechazado, el paro convocado para el martes próximo por el Foro Social Alternativo. Porque demostrado está que con huelgas sólo se crean más tensiones sociales, pero nada se resuelve.
Los aprestos huelgarios, que siempre encuentran eco en oportunistas de todas las esferas, deben servir a funcionarios para reflexionar sobre la realidad social. De no permanecer tan encopetados como lucen, lo más probable es que nadie se atreviera a hablar de huelgas por temor a la reacción de la calle.
Si se habla del costo de la vida, la respuesta de gente de poder suele ser que hoy la vida es un paraíso en comparación con el 2003 ó el 2004, pero sin mencionar las razones de la crisis durante esos años. Cualquier problema encuentra primero una justificación que una solución. Se siente mucha prepotencia.
No se acepta que muchas familias bordean la desesperación por los altos precios de la alimentación, los medicamentos y perturbaciones como las generadas por el alza de los combustibles, en definitiva, por la disminución de la calidad de vida.
Pero ni siquiera así ni con todo y que los funcionarios no quieran moverse de sus pedestales se justifica el paro de labores convocado para el martes próximo por el Foro Social Alternativo.
De no revocarse, como muestra de cordura y sensatez, el llamado a una suspensión innecesaria de labores, que creará más problemas de los que solucionará, el pueblo debe decir No a la huelga.
SANTO DOMINGO.- Los grupos convocantes del paro de actividades del martes comenzaron a pintarrear propiedades públicas y privadas llamando a la población a respaldar esta actividad.
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