sábado, 8 de septiembre de 2007

AJIES: BENEFICIOSOS PARA LA SALUD


Para saber más
La capsaicina que contiene el chile ayuda a quemar grasas, combatir los cánceres de próstata y páncreas, y disminuye el riesgo de sufrir diabetes
EFE

En la gastronomía se los conoce como chiles, guindillas o ají. La botánica los define como el conjunto de frutos de la familia de las solanáceas, del género Capsicum, de las que existen más de 30 especies, en su mayoría Capsicum annuum.
Poca gente sabe que la sustancia que les confiere su característico sabor tan fuerte, caliente y picante es la capsaicina, misma que tiene numerosas propiedades terapéuticas y protectoras de la salud. Es simple: mientras más capsaicina tiene un chile, más picante es.
Los chiles, utilizados sobre todo en salsas para aderezar las comidas y que son los grandes protagonistas de la cocina azteca, tienen su origen en las regiones tropicales y subtropicales de América, donde se han encontrado semillas primitivas de más de 7,000 años de antigüedad. Hoy están presentes en los menús de los hogares y restaurantes de todos los rincones del planeta.
Fue Cristóbal Colón quien identificó esta especia que consumían los indios náhuatl, y que tanto estimula el paladar y el olfato con su sabor picante y su llamativo aroma, tanto si se consume cocida, cruda, en rodajas, triturada, o como ingrediente de platos rebozados o fritos.
El ilustre navegante puso a los chiles el nombre de "pimientos", y al creer que había arribado a una región muy oriental de Asia, en lugar de al continente americano, describió a estos alimentos como un nuevo ejemplar de la "Ruta de las especias".
El médico Diego Álvarez Chanca, que viajaba con Colón, llevó chiles a España y describió sus características en 1494.
El chile tuvo una rápida difusión mundial después de llegar a España. La nueva especia se aclimató con rapidez y pronto se difundió por Europa y Oriente. En el siglo 16 se cultivaban plantas de chile en Italia, Alemania, Inglaterra y Moravia (República Checa).
Después el Capsicum americano transformó la gastronomía de los pueblos mediterráneos, en sus vertientes europea, africana y asiática, desde Italia y Francia, hasta Grecia, regiones de los Balcanes, Marruecos, Túnez y Argelia. También impactó en las cocinas de China, India, Filipinas e Indonesia.
La especia se adaptó también a las tierras estadounidenses y forma parte de la cultura culinaria de estados como Louisiana, Texas, California y Nuevo México.
'Prehistoria' del picante
Pero la "capital mundial de los chiles" sigue siendo México, donde son una de las principales señas de identidad de su cocina.
Según un estudio del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, los antiguos mexicanos cultivaban hace 1,500 años numerosas variedades de chile.
Los científicos estudiaron restos de semillas de chile encontrados en las cuevas de Guilá Naquitz y de Silvia, en el sur de México.
Los chiles descubiertos en Guilá Naquitz eran al menos de siete variedades distintas. "El que los habitantes de Oaxaca cultivaran muchas variedades de chile demuestra que tenían una tradición muy rica y muy antigua tanto de agricultura como de cocina", según la doctora Linda Perry, quien dirigió la investigación.
Uno de los chiles descubiertos parece ser tabasco y otro cayena.
Propiedades nutritivas
Los chiles son una fuente alimenticia de vitamina C y provitamina A. Su contenido en vitamina B6, potasio, magnesio y hierro también es importante. Además, favorecen la absorción de hierro vegetal que contienen los cereales y legumbres, cuando se incluyen como condimento.
Pero el compuesto de los chiles que más interesa a los investigadores es la "picante" capsaicina, a la que los estudios médicos le atribuyen cualidades saludables, desde ayudar a quemar grasas y adelgazar, o combatir los cánceres de próstata y páncreas, hasta disminuir el riesgo de diabetes.
Sin embargo, los expertos advirtieron que si bien la capsaicina tiene cualidades saludables y podría ser la base para futuros medicamentos, su consumo debe estar encuadrado dentro de una dieta equilibradaya que el exceso en el consumo de chiles ha sido vinculado a trastornos de estómago. • La palabra chile solamente se usa en México, en toda Latinoamérica se le conoce como ají y en España y Portugal se le llama pimiento paprika.
• Se le considera como una de las primeras plantas cultivadas en Mesoamérica, ya que una de sus especies, Capsicum annuum, fue adoptada en esta zona durante la época prehispánica. Todas las especies del género Capsicum tuvieron su origen en el Nuevo Mundo.
• Los botánicos especializados en el estudio del chile calculan que existen entre 2,000 y 3,000 tipos de chile en el mundo (se usa el término "tipo" en vez de "variedad", ya que este último tiene un significado específico en los estudios botánicos).
• Las cinco especies cultivadas hoy en día son Capsicum annuum, en Mesoamérica; Capsicum baccatum, chile de la zona andina; Capsicum chinense, el chile habanero; Capsicum frutescens, el chile Tabasco, y Capsicum pubescens, el chile manzano.
• El sabor de un chile está concentrado en su cubierta externa, y no debe relacionarse con lo picante, que reside en la placenta del chile.
• Los chiles de colores subidos generalmente tienen más sabor que los de tonos pálidos. Los chiles secos pierden color y sabor durante su almacenamiento.
• Lo picante de un chile está determinado por una combinación de capsaicinoides, localizados en la placenta y las venas del chile. En los trabajos no especializados, los autores se refieren a ellos en conjunto como capsaicina.
• No obstante la creencia popular, las semillas en sí no contienen capsaicina; cuando resultan picantes, es debido a su contacto con la placenta.
• Los frutos que se forman en la parte inferior de la planta del chile son los que maduran primero y tienen fama de ser más picantes que los de arriba.
• Los chiles enlatados pican más que los chiles frescos debido al proceso de calentamiento, en el que la capsaicina se distribuye por toda la lata.
• El consumo repetido de chile llega a desensibilizar los receptores y crea una tolerancia hacia lo picante, permitiendo a los consumidores comer platillos cada vez más picosos.
Con información de la doctora en antropología Janet Long de Solís

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