Un juicio en París enfrenta al buscador con editores opuestos a la digitalización masiva - En España, Cedro 'aparca' su preacuerdo con la firma californiana
El culebrón del proyecto de digitalización planetaria de libros por parte de Google Books choca cada día con nuevas barreras de corte jurídico, legal, cultural y hasta político. Segovia, París y Nueva York se erigieron ayer en los tres vértices de la controversia. Pero Google -con la aspiración indisimulada de convertir en realidad la utópica biblioteca de Babel de Borges- no ha dicho su última palabra: está claro que su ambicioso proyecto tecnológico-cultural puede acabar convenciendo a quienes hoy exhiben sus reticencias en Europa y EEUU. Toda biblioteca que se precie aspira a digitalizar sus fondos. Pero ese proceso es caro y largo. Si vierne alguien con la tecnología adecuada y lo hace de manera rápida y solvente...
El juicio se celebra cuando, precisamente, la Biblioteca Nacional Francesa y Google negocian un proyecto de digitalización de sus fondos. Google se beneficiaría porque engordará su catálogo y la Biblioteca Nacional Francesa, de esta manera, contará con todo su material digitalizado, ahorrándose el coste. En agosto, Denis Bruckman, director general adjunto de la institución francesa, anunció que pronto se firmaría un contrato. Pero no está tan claro. Frédéric Miterrand, ministro de Cultura, aseguró a finales de agosto que no había que correr tanto. "Tomaré una decisión rápidamente, pero con todos los elementos en la mano".
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