viernes, 15 de junio de 2007

LAS CAOBAS SANTO DOMINGO OESTE RECLAMA ESCUELA


DESDE EL HURACÁN GEORGES
Familias ocupan hace 9 años escuela construcción
Bethania Apolinar

SANTO DOMINGO.- Unas 26 familias ocupan desde 1998 una escuela en construcción de 24 aulas en la Prolongación 27 de Febrero e impiden que el Gobierno pueda terminar esa obra que lleva once años paralizada y es reclamada insistentemente por los moradores del sector Las Caobas.
Autoridades de la Secretaría de Educación avanzaron 9 millones de pesos al ingeniero Víctor Matías, encargado de la terminación del plantel, pero los esfuerzos por desalojar las familias allí refugiadas han sido infructuosos.
Las familias viven en el lugar en condiciones infrahumanas, sin baños, haciendo sus necesidades fisiológicas en fundas plásticas que luego son lanzadas a un vertedero improvisado en el lugar. Se bañan en poncheras y logran subsistir “chiripiando”.
El liceo fue iniciado en la primera gestión del presidente Leonel Fernández por la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, pero tras el paso del huracán Georges la estructura fue ocupada por varias familias que se refugiaron en la construcción de manera provisional.
Algunos de los residentes reconocen que casi todas las familias que ocuparon el plantel en calidad de damnificados del huracán Georges fueron reubicadas por las autoridades en San Luis, y que sólo quedaron pendientes unos cuatro núcleos, pero con el tiempo el número ha ido aumentando.
El director de Edificaciones Escolares de Educación, Walid Chami Isa, explicó que en un intento por solucionar el problema, censaron unas 19 familias que habían refugiadas en el centro, con el propósito de buscarles soluciones habitacionales, pero cuando se enteraron de que se elevaron a 40, eso imposibilitó una salida al problema.Chami Isa especificó que el principal centro de educación media en todo el municipio Santo Domingo Oeste, se terminaría en alrededor de ocho meses.
Pese a que luce en total abandono, la estructura es vista como un refugio para familias que viven en los alrededores de la cañada Guajimía y se han quedado sin techo con la crecida de sus aguas.En los cubículos para las aulas del liceo se han improvisado viviendas que no reúnen las mínimas condiciones para vivir dignamente. Pisos de tierra, falta de sanitarios y de seguridad son sólo algunas de las contrariedades que enfrentan los refugiados en la estructura que han denominado El kilombo.Los padres de familias viven de trabajos informales y sus hijos hasta pasan hambre porque “hay días que uno no encuentra que hacer y no puede traer nada para alimentar a nuestras familias”.
Cada familia presenta un drama diferente, pero todos son conmovedores. Los niños, que representan casi la mitad de los que allí residen no asisten a la escuela y permanecen harapientos inventando diferentes tipos de juegos y ajenos al nauseabundo hedor de un vertedero que crece cada día en el centro de la construcción.

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