Innovación, formación y empleo
MIGUEL LLANES GAMÓN
El mundo laboral ha evolucionado de forma extraordinaria en las últimas décadas, desarrollándose cambios en los modelos organizacionales, en los sistemas y métodos de trabajo, y en los perfiles laborales y profesionales que integran las empresas. Algunos de los factores que han incidido en estos cambios son:
1.- Nuevas técnicas de producción y gestión, entre las que es importante destacar el uso generalizado de herramientas tecnológicas basadas en las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
2.- La mayor creación de empleos se produce en el sector terciario.
3.- Las grandes empresas tienden hoy a conservar sólo el proceso y las funciones esenciales, deshaciéndose del resto y descentralizándolo a otras empresas medianas y pequeñas para ahorrar costes.
4.- La globalización e internacionalización de la economía está teniendo importantes consecuencias en el empleo, en la estabilidad de los contratos, en la movilidad profesional y en las exigencias de cualificación.
5.- La atención y necesidad de proteger un medio ambiente en peligro obliga a pensar en un “desarrollo económico sostenible”.
Por su parte, las nuevas tecnologías se han convertido, en cierto sentido, en el paradigma del desarrollo económico.
Hoy el empleo de las nuevas tecnologías es un hecho corriente en la industria, en los servicios e incluso en el sector agrícola, habitualmente más vinculado a modelos tradicionales de producción.
Las nuevas tecnologías implican cada vez más cualificaciones complejas por lo que la educación y la formación se han convertido, por tanto, en factores estratégicos para promover el crecimiento económico y el bienestar social de cualquier país, que permiten asegurar un flujo suficiente de fuerza laboral cualificada al mercado de trabajo.
La adaptación constante a las nuevas necesidades de los sistemas productivos requiere de una actualización continua del stock de cualificaciones y un aumento progresivo de la inversión en capital humano, a fin de incrementar la ratio de trabajadores con formación y capacidades suficientes para generar innovaciones y aplicar, difundir y transformar las innovaciones y tecnologías producidas por otros.
A su vez, la formación se ha de planificar de acuerdo con las necesidades del mercado de trabajo, combinando las oportunidades presentes, las necesidades generales y las demandas previsibles a medio plazo en el ámbito territorial correspondiente.
Cuanto menor sea el periodo de ajuste entre la demanda y la oferta de formación a los cambios en el mercado de trabajo más útil será el sistema de Formación Profesional en su actuación.
No obstante, si los Titulados Superiores en Formación Profesional y los egresados universitarios no pueden encontrar trabajos adecuados a sus cualificaciones, se produce un despilfarro de fuerza laboral cualificada, ya que estos conocimientos no suelen ser tan útiles en actividades productivas más tradicionales o de escaso valor añadido.
Asimismo, si la mano de obra cualificada no encuentra un tejido productivo adecuado que la apoye y le permita desarrollar completamente sus capacidades y su carrera profesional, puede producirse una “fuga de cerebros” a otras regiones o países.
Es de destacar, en este sentido, en la Comunidad Valenciana la falta de inversión empresarial en I+D+i afecta a casi todos los sectores industriales, pero en especial a los de mayor intensidad tecnológica, lo que resulta especialmente grave, pues es aquí donde la investigación resulta más productiva. Por todo ello, desde la UGT del País Valenciano venimos defendiendo que es necesario, por parte de la Generalitat, la apuesta por un nuevo modelo de crecimiento económico, equilibrado y sostenible; modelo en el que se necesitan inversiones considerables en una política industrial, así como en I+D+i, que constituyen una condición necesaria para el crecimiento de la productividad, lo que resulta imprescindible para que la sociedad valenciana alcance mayores niveles de desarrollo económico y de cohesión social, que nos acerquen a los países y regiones de nuestro entorno, y que nos permita competir en los sectores de mercado de mayor valor añadido, diversifiquen el crecimiento de la economía, actualmente muy dependiente de la construcción y los servicios, y eviten al tiempo la amenaza de las deslocalizaciones empresariales.
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