Declaración de Santo DomingoLa ciencia para el siglo XXI: una nueva visión y un marco de acción
Santo Domingo, República Dominicana, 10 a 12 de marzo de 1999
Unesco - Montevideo
1. Introducción
2. Una nueva visión de la ciencia
3. Una nueva misión para la ciencia
4. Nuevas estrategias y políticas de Ciencia y Tecnología
1. Introducción
La región de América Latina y el Caribe enfrenta la imperiosa necesidad de avanzar en su proceso de desarrollo económico y social sustentable. En ese proceso la ciencia, la tecnología y la innovación deben contribuir a: elevar la calidad de vida de la población, acrecentar el nivel educativo y cultural de la población; propiciar un genuino cuidado de calificación de los recursos humanos; aumentar la competitividad de la economía, y disminuir los desequilibrios regionales. Para ello se requiere un nuevo compromiso de colaboración entre el sector público, las empresas productoras de bienes y servicios, diversos actores sociales y la cooperación científica y tecnológica internacional. En particular, aumentando los recursos asignados a las actividades científicas y tecnológicas, y elevando la demanda de conocimientos científicos y tecnológicos generados en la región por parte de las actividades económicas predominantes.
El conocimiento científico y tecnológico ha producido aplicaciones que han sido de gran beneficio para la humanidad. Sin embargo, estos beneficios no están distribuidos equitativamente y ello ha ampliado la brecha entre los países industrializados y los países en vía de desarrollo. Además, la aplicación de los avances científicos y tecnológicos en ocasiones ha sido la causa del deterioro del medio ambiente y la fuente de desequilibrio y exclusión social.
Un uso eficiente de la ciencia y la tecnología puede revertir estas tendencias. Ello requiere de un esfuerzo conjunto genuino entre aquellos que poseen la mayor capacidad en ciencia y tecnología y aquellos que enfrentan los problemas de la pobreza y la exclusión social
En síntesis, un nuevo compromiso (contrato) social de la ciencia deberá basarse en la erradicación de la pobreza, la armonía con la naturaleza, y el desarrollo sustentable.
2. Una nueva visión de la ciencia
2.1 Cultura de ciencia para la paz
La diversidad de la cultura como valor a preserva sugiere que la internacionalización investigadores científicos sean ajenos a su medio social.
La cuestión de la agenda de investigación se relaciona directamente con la construcción de una cultura de paz. Resulta indispensable hacer distinciones, e informar y debatir en la sociedad, entre la I+D dedicada a conocer y resolver problemas sociales y fenómenos naturales y la I+D orientada hacia fines bélicos.
Evidentemente, las comunidades científicas no lograrán ciertamente abatir por si solas la producción de armas, pero pueden y deben impulsar una ética científica pacifista.
2.2 Ciencia, tecnología y sociedad
Resulta indispensable mejorar el conocimiento y análisis, y contribuir a armonizar las complejas interrelaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.
Los sistemas políticos democráticos deben valorar y apoyar decididamente el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en tanto fuentes de progreso social y de enriquecimiento cultural.
Por su parte, las comunidades de investigadores deben: (i) contribuir, especialmente en el caso de problemas en los que están involucradas, a la presentación de alternativas sobre las cuales la ciudadanía pueda informarse y pronunciarse, (ii) tener en cuenta las opiniones de la sociedad y dialogar efectivamente con ella; (iii) luchar contra el entronizamiento de tecnocracias amparadas en conocimientos científicos y tecnológicos, reales o supuestos.
La conjugación de los esfuerzos de distintos actores sociales debería posibilitar la elaboración en cada país de una agenda prioritaria de grandes temas de investigación.
2.3 Ciencia para todos
La sociedad del conocimiento implica potenciar la capacidad tecnológica combinando formas tradicionales y modernas que estimulen la creación científica y que hagan viable el desarrollo humano sostenible.
La democratización de la ciencia plantea tres grandes metas: (i) la ampliación del conjunto de seres humanos que se benefician directamente de los avances de la investigación científica y tecnológica, la cual debiera privilegiar los problemas de la población afectada por la pobreza; (ii) la expansión del acceso a la ciencia, entendida como un componente central de la cultura; (iii) el controlo social de la ciencia y la tecnología y su orientación a partir de opciones morales y políticas colectivas y explícitas. Todo ello enfatiza la importancia de la educación y la popularización de la ciencia y la tecnología para el conjunto de la sociedad.
2.4 La brecha científica entre los países postindustriales y los países en desarrollo
La debilidad científica y tecnológica de los países en desarrollo es una de las causas por las cuales su incipiente inserción en la emergente "sociedad del conocimiento" tiene un carácter dependiente y marginal que, de consolidarse, dificultará enormemente la superación de la inequidad social y del deterioro ambiental prevaleciente en los mismos que permiten, por ejemplo, a algunos países aprovechar desproporcionadamente los recursos que constituyen "nuestro patrimonio común" y trasladar y compartir con otros parte de los perjuicios y desechos resultantes, o también consolidar un orden internacional que impone a las economías periféricas formas de apertura comercial y financiera que las economías desarrolladas practican parcialmente, y sólo en la medida de sus conveniencias particulares (un orden mundial que profundiza la crisis ambiental y las desigualdades a escala planetaria).
La creciente brecha de conocimientos entre el Norte y el Sur implica que casi todo el esfuerzo científico mundial se concibe desde y para el Norte. Este es un problema fundamental cuyo estudio y corrección debe privilegiarse.
2.5 Los sistemas sociales/nacionales de la ciencia, tecnología e innovación
Existe un consenso acerca de que el conocimiento constituye el factor más importante en el desarrollo económico social, o sea, mejorar el nivel de vida de la población y respetar la sustentabilidad medioambiental determinante para el bienestar de las generaciones futuras.
Asimismo se reconoce que el conocimiento por sí mismo no transforma las economías o la sociedad, sino que puede hacerlo en el marco de sistemas sociales/nacionales de ciencia, tecnología e innovación (SSI/SNI), que posibiliten su incorporación al sector productor de bienes y servicios. Resulta necesario tomar en cuenta, además de conocimiento explícito generado por los proceso de investigación y desarrollo, los conocimientos implícitos de numerosos actores e instituciones, tanto públicos como privados, que participan, de una u otra forma, en el proceso de generación, difusión y absorción del conocimiento y de las innovaciones en las sociedades modernas, articulando los diversos proceso de aprendizaje científico y tecnológico de los distintos actores e instituciones. Los sistemas sociales/nacionales de ciencia, tecnología e innovación constituyen redes de instituciones, recursos interacciones y relaciones, mecanismos es instrumentos de política, y actividades científicas y tecnológicas que promueven, articulan y materializan los procesos de innovación y difusión tecnológica en la sociedad (generación, importación, adaptación y difusión de tecnologías).
Esto implica reducir la dispersión de los esfuerzos científicos y tecnológicos y enfocar los recursos en aquellas actividades y proyectos que puedan general una masa crítica y que tengan un mayor potencial para resolver los problemas prioritarios de nuestra región, referidos tanto a las condiciones sociales y ambientales como a la competitividad de las empresas productoras de bienes y servicios.
3. Una nueva misión para la ciencia
3.1 Percepción social del papel de la ciencia
Es difícil presente y el sombrío futuro de la investigación científica en la mayoría de los países en desarrollo hacen necesario conjugar esfuerzos varios, que complementan el esfuerzo que cada sociedad nacional debe realizar. Debe atenderse la percepción que la sociedad tiene de la ciencia y la tecnología en cada país, a fin de conocerla y tomarla como base para la formulación democrática de estrategias políticas de desarrollo científico y tecnológico. Sólo un apoyo ciudadano mayoritario \, explícito y consciente puede garantizar la continuidad de la inversión en ciencia y tecnología a los niveles que se requiere para que las generación endógena de conocimientos se convierte en palanca del desarrollo, y pueda así consolidarse como una actividad socialmente valorada. Se constatan diferencias apreciables en la percepción social de la ciencia y la tecnología, las cuales suelen corresponder con el nivel socioeconómico de educación e información de las personas. Esas diferencias responden también a la muy desigual distribución social de los beneficios emanados de la producción científica y tecnológica mundial.
Asimismo, se reconoce que el apoyo y la legitimidad social de las actividades científicas y tecnológicas depende en gran medida de su efectiva atención a la satisfacción de las necesidades básicas de la población.
3. 2 El potencial y los riesgos de la ciencia y la tecnología
El poder que la ciencia y la tecnología ofrecen es tan enorme que uno de los desafíos mayores de nuestro tiempo es el problema del control social de la ciencia y la tecnología y su adecuada utilización, considerando integral y explícitamente sus dimensiones humana, cultural, social, política, ambiental y económica.
3.3 Una cultura universal de la ciencia
Al abordar el rol e impacto de las ciencias en la sociedad, las ciencias humanas y sociales deben jugar un papel esencial, particularmente en lo que se refiere a las consecuencias globales del cambio científico y tecnológico, sus relaciones con el desarrollo, el medio ambiente, y las cuestiones éticas involucradas.
Debe impulsarse una creciente interacción y colaboración entre todos los campos de la ciencia. Se trata no sólo de analizar los impactos actuales y potenciales de la ciencia y la tecnología en la sociedad sino también de comprender las influencias recíprocas o, más precisamente, de estudiar de manera integral las interacciones entre ciencia, tecnología y sociedad.
Asimismo, resulta imperativo reconocer la naturaleza universal de las actividades y de los conocimientos científicos y tecnológicos como componentes básicos del patrimonio cultural de la humanidad.
4. Nuevas estrategias y políticas de Ciencia y Tecnología
4.1 El nuevo compromiso
En América Latina y el Caribe, el nuevo compromiso con la ciencia debe abarcar una serie de objetivos explícitos, asumidos en conjunto por los gobiernos, el sector empresarial, las comunidades académicas y científicas, otros actores colectivos y la cooperación internacional. Se trata de establecer cimientos sólidos para las estrategias y políticas de largo plazo para la ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo humano autosustentable, mediante un pacto en pro de la investigación de carácter interdisciplinario.
4.2 Estrategias y políticas de ciencia y tecnología
Resulta necesario el fortalecimiento institucional que permita la adecuada formulación, implementación evaluación y gestión de estrategias y políticas de ciencia y tecnología. El Estado debe estimular las actividades sistemáticas relacionadas directa y específicamente con el desarrollo científico y tecnológico, con la generación, difusión, transmisión y aplicación de conocimientos científicos y tecnológicos (investigación científica, investigación tecnológica, innovación y difusión técnica, servicios de planificación y gestión de ciencia y tecnología incluidos los indicadores de ciencia y tecnología y la formación del personal científico técnico necesario para estas actividades).
Los elementos fundamentales de las estrategias y políticas de desarrollo científico y tecnológico deberían ser: (i) Prospectiva tecnológica y planificación estratégica de mediano y largo plazos a nivel gobierno (investigación científica y tecnológica, innovación y difusión técnica, indicadores de ciencia y tecnología, etc.), (ii) Movilización de recursos financieros y tecnológicos (gobierno y empresas), (iii) Planificación estratégica de la I+D determinación de prioridades, y evaluación de centros, programas y proyectos de investigación científica y tecnológica, (iv) Planificación estratégica de mediano y largo plazos a nivel empresas, incluyendo una estrategia de I+D de las empresas integrada al diseño y desarrollo de sistemas productivos, (v) Rol y dimensión de los sistemas educativos y de capacitación, (vi) Rol de las innovaciones sociales en la motivación, capacitación y regulación de la fuerza de trabajo, (vii) Estructura industrial favorable a la inversión estratégica de largo plazo en capacitación continua e innovación, (viii) Organización y gestión tecnológica de la empresa (aprendizaje e innovación continua, capacitación continua, flujos de información y redes de comunicación, (ix) Redes de colaboración (vinculación) empresa-universidad, y (x) interacciones usuario-productor-investigador,
4.3 Cooperación internacional (orientada a los países en desarrollo)
La globalización de la economía (y las nuevas tecnologías de la información de la comunicación es fuente potencial tanto de nuevas posibilidades como de serias desigualdades. Deben fortalecerse los instrumentos de cooperación internacional y regional, así como la capacidad nacional en gestión de la cooperación. A estos fines se recomienda que UNESCO desarrolle y apoye auténticos programas integrados e interdisciplinarios que potencien las capacidades de los centros de investigación y postgrado de la región, e irradiarla por medio de la cooperación horizontal.
Asimismo, es necesario aprovechar la capacidad de coordinación de organizaciones subregionales en el campo científico y tecnológico. Cuando sea posible debería aprovecharse la experiencia de organismos y programas exitosos en la región, en particular en las subregiones de América Central y el Caribe.
La orientación de la cooperación internacional para la investigación científica y tecnológica debería contribuir a: (i) la instalación estable en los países con menor desarrollo de capacidades científicas de excelencia; (ii) la formación de jóvenes investigadores insertos en sus propias realidades sociales; (iii) que la agenda de investigación sea fijada acorde a los valores y prioridades de la región y conforme a una perspectiva mundial.
Los países de menor desarrollo relativo debieran recibir un trato preferencial en el planeamiento y ejecución de la cooperación.
4.4 Alianzas estratégicas y coaliciones científicas
La cooperación horizontal abre posibilidades inéditas que permiten intercambiar y complementar capacidades humanas, físicas y financieras de los grupos de investigación e igualmente promover un desarrollo endógeno y homogéneo de esas capacidades.
Hace falta, en suma, privilegiar formas de cooperación entre centros científicos de países desarrollados y de América Latina y el Caribe que se estructuren a partir del establecimiento conjunto de agendas de investigación, y se orienten a la conformación de capacidades científicas estables en los países en vías de desarrollo.
Asimismo se requiere aprovechar e incorporar a la región, y a las comunidades científicas nacionales, los conocimientos de los investigadores de la región que trabajan en los países desarrollados.
4.5 Creciente inversión en la ciencia
Una inversión incrementada y sostenida en el largo plazo es imprescindible para que la ciencia pueda realizar aportes substantivos a la sociedad. Para ello es imperativo, además, que dicha inversión apunte a revertir la creciente brecha entre países con diferentes niveles de desarrollo.
Un nuevo, redoblado y sostenido compromiso político con la ciencia en los países periféricos, constituye el primer requisito para que ella pueda fortalecerse y realmente contribuir al desarrollo humano autosustentable y a la expansión de la cultura.
4.6 Creación y fortalecimiento de capacidades científicas
A los diversos actores de la innovación, y en particular a los gobiernos y a los empresarios, les corresponde promover, mediante mecanismos explícitos, la demanda hacia adentro de conocimientos, así como construir una capacidad científica y tecnológica propia, fortalecerla y financiarla. No obstante, ello no debería transformarse en un predominio del corto plazo o en la postergación de la demanda social. La investigación propia de mediano y largo plazo es imprescindible para desarrollar la ciencia y la tecnología como proyecto social y cultural de una nación y de una región. La cooperación internacional debe apoyar estos esfuerzos.
La creación en América Latina y el Caribe de capacidades sólidas para generar y usar conocimientos necesita de procesos continuos de evaluación de las actividades científicas y tecnológicas, y de la divulgación de sus resultados.
Uno de los problemas centrales a resolver para afianzar la investigación en los países de la región es el de construir una cultura de evaluación, que involucre criterios múltiples y diversos actores. Ello contribuiría a que la actividad científica y tecnológica de América Latina y el Caribe intervenga en el diálogo de la investigación mundial a todos los niveles: selección de la agenda; calidad y la pertinencia del trabajo; criterios de rendimiento y evaluación; y en la prioridad acordada a las necesidades sociales.
El estudio de los procesos sociales que inciden en la posibilidad de construir dichas capacidades es un terreno fecundo para la cooperación transdisciplinaria entre las ciencias sociales y humanas y las exactas y naturales.
4.7 Educación y formación científica y tecnológica
El nuevo compromiso mundial con la ciencia ha de incluir, como una de sus grandes aspiraciones, la disminución de la brecha que tiende a separar cada vez más a los países desarrollados del resto del mundo en lo que ser refiere a la capacidad de general y utilizar conocimientos científicos y tecnológicos. El impulso renovado a la investigación en los países periféricos debe vincularse estrechamente con las contribuciones que científicos y tecnólogos deben hacer a la gran meta de generalizar la educación avanzada, de calidad, y continua a largo de toda la vida.
La renovación de la enseñanza de la ciencia y la tecnología, por vías formales e informales, debe apuntar también a promover la comprensión pública de la ciencia y tecnología como parte de la cultura.
La formación inicial y permanente de los docentes de ciencias y tecnológicas tendrá que vincularse crecientemente a los ámbitos de creación en sus respectivas disciplinas, pues su tarea esencial consiste en enseñar una ciencia dinámica (viva, incompleta y en permanente cambio).
Resulta necesario desarrollar la educación científica y tecnológica de los ciudadanos y promover y motivar el desarrollo de las vocaciones científicas y tecnológicas.
También resulta importante elevar la calidad académica de los programas de postgrado de ciencias y tecnologías y contribuir a su complementación y cooperación regional por medio de procesos de evaluación y acreditación.
4.8 Popularización de la ciencia y la tecnología
La popularización de la ciencia y la tecnología debe, simultáneamente, ser potenciada y vinculada a la afirmación de las capacidades propias de los países de América Latina y el Caribe.
Las actividades de popularización de la ciencia y la tecnología persiguen que éstas constituyen una componente central de la cultural, la conciencia social y la inteligencia colectiva. Asimismo, debe contribuir a la recuperación y valorización de los conocimientos nativos.
El objetivo central de construir una cultura científica transdisciplinaria —en ciencias exactas, naturales, humanas y sociales— que la población en general pueda llegar a sentir como propia, requiere priorizar la investigación socialmente útil y culturalmente relevante. En este sentido es necesario fomentar la introducción, el entendimiento y la apreciación temprana de la ciencia y la tecnología en nuestras vidas cotidianas desde la educación inicial.
4.9 Equidad de mujeres y hombres en las actividades científicas
Las niñas y mujeres de muchos países de la región han tenido enormes dificultades para acceder al sistema educativo y por ende al conocimiento científico y tecnológico. Asimismo, la enseñanza de las ciencias ha estado basada en tratamientos desde visiones que excluyen a la mujer. Una participación plena y equitativa de la mujer en las actividades científicas y tecnológicas contribuirá a enriquecer y reorientar sus temáticas, enfoques, prácticas y aplicaciones. En consecuencia, es necesario desarrollar estrategias y políticas que faciliten el acceso de la mujer al conocimiento científico y tecnológico, y que simultáneamente amplían sus espacios de participación en todos los ámbitos de las actividades científicas.
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