CAPERUCITA
Por: Luis H. Arthur S www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com
Cuando niño me contaban el cuento de Caperucita y el Lobo feroz. Cuando fui padre se lo conté a mis hijos. Ahora de abuelo, a los nietos. Siempre creí que era una ficción que injustamente estereotipaba al lobo como malo, pues se comió a la abuela enferma y la suplantó. Ante las dudas de Caperucita, con palabras bonitas convincentes, intentaba atraerla cerca de la cama, con las claras intenciones de comérsela.En el mundo de las similitudes y el surrealismo, se nos ocurre pensar en la coincidencia del cuento con la nueva Reforma Fiscal y Mr. Andy Wolf o mejor el lobo Andrecito, quien tras aparentemente engullirse y suplantar al ausente Presidente que habla bonito y ha sido derrochador, ineficiente y populista, desde una sala de conferencia trata de dorarnos la píldora, a nosotros encarnación de Caperucita. A las preguntas contesta como en el cuento con aquello de que todo es para nuestro bien: “las orejas grandes son para oírnos mejor”, “los ojos grandes son para vernos mejor” y “la boca grande...”, ¡Ah! De eso no habla.Para amansarnos el lobo Andrecito, nos recordó que tendremos el gran honor y privilegio de nuevamente incrementar el abono para el pago a plazos de la deuda, que llega al 44% del PIB, pues aunque ya convinimos tres veces en dos años y 5 en 4 y estamos pagando, siguieron consumiendo y el abono se lo gastaron en duplicidades, populismo e ineficiencia. No llegó a destino. Los responsables de ayer viven sin sanciones. Fueron aconsejados en su incapacidad por otro Andrecito, miembro del trío que el pueblo ha bautizado como “los tres chiflados”, nombre inadecuado, pues tiende a justificar con locura la maldad razonada y la culpa dolosa.El cuento termina cuando el lobo también se come a Caperucita. Es su naturaleza. Preparemos los bolsillos, que entrarán manos con “malas intenciones” a cucutearnos, en busca de dinero, mucho dinero y que Dios nos libre de compensaciones de otro género, creyendo en la nueva versión del cuento que relata que el lobo feroz siempre no se comió a Caperucita, quien ahora se llama “Señora Feroz”.
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